ruinasantiguas

¿Por que no puedo traspasar los limites de esta realidad? ¿por que siento dentro las ansias de trascender? ¿serán los pensamientos de tantos ancestros? quá será?  Pero al final estoy sujeto a la carnosidad; sujeto a morir en cualquier instante. Sin poder ir más allá del vacío, y aunque todo lo humano sea estúpido, sigo intentando lograr algo en su contexto. ¿Que decisiones permiten huir de esta trama? No lo sé, pero por ahora solo puedo contentarme con ver como se vive en este hermoso y cruel paisaje. Ahogados como pensadores, libres, sin alas, los humanos estamos destinados a ser efímeras esculturas de polvo, que el tiempo soplará, hasta que de nosotros no se hable, viviendo en el anonimato, hasta convertirnos en ancestros que susurran como ahora a mí; diciéndome que no puedo conformarme solamente con vivir, que hay algo dentro que debo sacar, hacer o no lo sé pero que me llama a construir a crear. Desconozco estas fuerzas y sin embargo se mueven dentro de mí, uno cree en Dios y

A veces, cuando te sofoca la realidad, es bueno escapar, dejar que siga girando el mundo. Es bueno también saber que las cosas, errores, acciones o preocupaciones son efímeras, en este gran calendario cósmico donde al señor tiempo le importa el bledo tus intereses. La muerte es, en suma, la única representación fidedigna de la democracia. Y todos estos esfuerzos, flojeras, depresiones, ganas, son polvo en lo que los humanos creen catalogar como vida perfecta, exitosa, mediocre o gris. Pero no, no escribo esto desde el enojo o la ira, sino desde la libertad de poder hacerlo y bajo la ínfima y estúpida intensión de trascender, símbolo de lo humano; esperanza vaga y minúscula en este caos, al cual hemos sido arrojados, en parto doloroso. Por que pensar duele, pensar da a luz y este texto ha parido lo que por existencia merece. Aquí no es así y allá no es acá; pero como te lo he dicho, ignorar es permanecer en el flujo caótico, resistirse es intentar darle orden, bajo leyes humanas de

Se ha descubierto en las inmediaciones de la costa nayarita, una cultura, que al menos hasta ahora no sabemos si convivieron con los olmecas pero son del mismo periodo. La cultura litaica; lo que arrojan los estudios arqueológicos y escenográficos es que era una cultura que veneraba a las piedras, eran llevadas como ofrenda a los dioses, al gran panteón litaico. No cualquier piedra era usada o entregada, debían ser piedras naturales pero pulidas o entre más extrañas mejor; las comunes servían para infraestructura; esta característica se repetía en la jerarquía de sus cultura; los sacerdotes y nobles usaban tonos grisáceos, ocres y otros tonos de piedras, mientras que el vulgo que ayudaba en tareas simples usaban colores, si alguno usaba los colores líticos era asesinado por la madre piedra. Las piedras preciosas eran vistas como artefactos de poco valor, sus herramientas y la ciudad eran hechas de las piedras más pulidas, las piedras mas antiguas y raras en formas se convertían en p

El templo mayor en Tenochtitlan, ha resucitado, después de 500 años destruido. Ahora en otra forma pero con la misma devoción de siglos pretéritos. En forma de Estadio azteca, la dualidad de las 2 aficiones más arraigadas en la capital convierte el recinto futbolista en el templo bicefálo. Una vez devuelto el Cruz Azul al Azteca, compartiendo teocalli con el América, la fidelidad de los aficionados aumenta en la gran Ciudad de México. Y es que la dualidad de dioses, característica tan mexica, como sus atributos opuestos: sequía, lluvia, gloria, dolor, vida y muerte regresan. El azul en tlaloc, hoy regresando a su casa, y el América, aunque usa el símbolo real, el águila, es el símbolo solar que representa a hutzilopochtli al guía de los aztecas, de los chilangos, desde hace tantos años,la afición tutelar de la capital. Es en el “azteca” donde se da la conjugación perfecta que buscaban los mexicas, juego de pelota con templo, vida y religión, un lugar donde se sacrifican victimas y se

Cuando uno piensa en aquellas ruinas antiguas y que sucedió con ellas, la mente vuela sin limitaciones. La bastedad del tiempo se representa en ellas. Así, es como a mi se me presenta todo el mundo mesoamericano, tan basto y a la vez tan indescifrable y desconocido. Quisiera viajar al tiempo, o por lo menos descubrir alguna ruina, artefactos o vasijas, algo que me dé un poco de trascendencia entre la gran masa temporal en la que mi limitada vida coexiste. Aquellos dioses ocultos, que me llaman en la noche, ellos, que habitan dentro de mi sangre mestiza; me dicen que los invoque, que los busqué, pero valdrá la pena hacer el sacrificio? No sé porqué; pero me llaman, tal vez en las inmediaciones del Valle de Toluca, en las cercanías de Xochicalco o en remotos pasajes aún sin ser saqueados por los hombre ávidos de plata, como sucedió cuando una parte de los conquistadores tocaron tierras americanas.  Les imploro, en mi remota conexión, no de una manera religiosa, sino como de una ma